Uno de estos puntos, muy visitados por personas de todas partes del mundo, es Mazatlán.
Esta ciudad está ubicada al noroeste de México, es la cabecera del municipio que recibe su mismo nombre y pertenece al estado de Sinaloa.
En esta hermosa ciudad podemos encontrar algunos de los paisajes más bellos de toda la costa occidental de México, tal es su fama que es conocida como "la perla del Pacífico", quién no querría conocer un lugar que recibe tal nombre.
Parte del encanto de este lugar excede lo que es la belleza natural y tiene que ver con el trato de las personas que viven en él y que forman parte del personal de los hoteles en Mazatlan y de los restaurantes. Es muy importante cuando viajamos poder encontrar no solo buena educación en las personas que nos rodearán durante nuestra estadía sino también calidez y comprensión por parte de ellas pues no nos gusta obtener un trato frío indiferente.
Todo lo contrario nos espera en Mazatlán, donde la gente se caracteriza por la amabilidad y el buen trato, más si vamos a los hoteles de la cadena Pueblo Bonito, donde nos esperan con toda la mejor predisposición.
El Hotel Pueblo Bonito Mazatlán nos ofrece la posibilidad de maximizar el encanto de la ciudad en uno de los mejores hoteles de la zona que pone a nuestra disposición toda su infraestructura en la que podemos encontrar, además de las muy cómodas habitaciones, dos maravillosas piscinas con vista al mar en las que podemos nadar las horas que deseemos y disfrutar de las hermosas tardes, unos camastros a su lado para tomar baños de sol o simplemente descansar mientras tomamos algo o leemos un libro.
También es parte de las instalaciones un gimnasio totalmente equipado que nos permite mantener nuestra rutina física diaria y no perder nuestro estado para poder también estar en forma y afrontar largas caminatas en las que exploremos Mazatlán.
Este hotel nos brinda además todo el lujo del resort en una experiencia por demás placentera como huéspedes ya que nos podemos sentir como reyes en un lugar así, qué mejor que estar de vacaciones y además en un lugar tan cuidado y elegante.
Este hotel se encuentra en lo que se conoce como la Zona Dorada, justo sobre la playa pero permitiendo, a la vez, un rápido acceso a la parte histórica del pueblo conocida como Viejo Mazatlán.
El servicio que brinda el hotel es el llamado "todo incluido" lo que permite que todos los huéspedes puedan disfrutar sin costo extra alguno de toda la comida y las bebidas nacionales e internacionales que prefieran, así como también disfrutar de actividades organizadas por el personal especializado del hotel y que tiene que ver con un servicio exclusivo de entretenimientos pensado para toda la familia que abarca desde los más pequeños, hasta los adolescentes y los mayores.
El estilo de este hotel es típicamente mexicano y nos brinda una sensación de calidez muy pocas veces obtenida en lugares dedicados al hospedaje. Este lugar, en cambio, ha pensado en todos los detalles y ofrece una visión de conjunto armoniosa y pensada para que el huésped se sienta en un verdadero paraíso natural pero con toda la comodidad posible.
Al llegar a Mazatlán entonces, ya sabemos a qué hotel dirigirnos y elegir entre alguna de sus 247 elegantes suites para comenzar a disfrutar a pleno de nuestra estadía en este mágico lugar. Cada una de las suites está preparada para un descanso reparador y posee una espectacular vista al mar para sentirnos inspirados todo el tiempo, tanto a la hora de dormir como a la hora de comenzar un nuevo día con ese paisaje esperándonos a nuestros pies. Esta vista puede ser apreciada desde los balcones o los patios de las suites.
Como vemos Mazatlán está más que preparado para recibir a los turistas más exigentes y convertirse en otros de los destinos turísticos más visitados de México compitiendo con otros estados como Baja California Sur y Quintana Roo y con las mismas posibilidades de ganarles.
Esta es la posibilidad con la que siempre nos sorprende México: la posibilidad de encontrar otro lugar hermoso solo a la vuelta de la esquina, a tan solo unos kilómetros, como si no tuviera ya suficientes atractivos.
Nuria Esper
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