En el corazón del territorio mexicano se encuentra salpicado
por cientos de pequeñas ciudades y pueblos que conservan en su interior
importantes tesoros históricos y fantásticas anécdotas de la historia del país
y la hermosa cultura de su pueblo. En el Estado de México, a una distancia de
150 kilómetros de Distrito Federal, se encuentra Valle de Bravo; un maravilloso destino en donde los paisajes se
abren imponentes y el turismo aventura se complementa con el hospitalario
espíritu colonial que se conserva en la ciudad.
Las mayores curiosidades giran en torno a la represa que se
construyó artificialmente en el año 1955, hoy es un espejo de agua que llama a
los amantes de los deportes náuticos como la pesca, la navegación en lanchas y
el esquí acuático; y que alberga unos 40 clubes náuticos. Pero antes de la
existencia de este oasis, los primeros habitantes de la región habitaban las
profundidades del valle, por lo que la arquitectura de los primeros años quedo
sumergida o dándole la espalda al paisaje acuático.
Pero si retrocedemos en el tiempo, encontraremos otros
tantos momentos importantes en la Historia
de Valle de Bravo. Durante la época de la Revolucion Mexicana, esta fue una
zona de gran importancia y actividad, dado principalmente por su ubicación
estratégica respecto el Distrito Federal y otras zonas cercanas. En verdad
fueron mayores las pérdidas que dejaron los enfrentamientos entre zapatistas y
carrancistas a principios del siglo XX que la influencia positiva, de este
periodo se cuenta el incendio del Palacio Municipal con la memoria histórica
con información relevante que existía desde la fundación de la ciudad en el año
1523 de la mano de los monjes franciscanos; otro episodio revolucionario dejo
como saldo la destrucción del Puente Tingambato, que resultaba ser un paso
obligado para la actividad comercial. Durante su visita a este hermoso destino
podrá informarse más y conocer en profundidad el desenlace de los tres
episodios más representativos de la historia de Valle Bravo.
Y si retrocedemos aún más en el tiempo, llegaremos a las
primeras civilizaciones que vivieron aquí, antes de la colonización española.
La herencia de los pueblos Otomíes, Mazahua y Matlatzincas aún se mantiene viva
y se refleja en las artesanías de cerámica características de Valle Bravo, también son reconocidas
las piezas labradas en piedras preciosas y la orfebrería en oro y plata; mientras
que las artesanías textiles se convierten en una explosión de colores y formas
que combinan hermosos tejidos con plumajes y otros apliques, logrando piezas de
una belleza invaluable. Estos tres
pueblos fueron conquistados por la civilización Azteca en el auge de su imperio
en las proximidades del año 1478, poco tiempo antes del asentamiento de los
españoles en la región. Del periodo azteca se conservan los vestigios de
fantásticas fortificaciones en una región conocida como La Peña.
Pasado y presente se conjugan en Valle Bravo para
convertirlo en un sitio de visita obligada. Su ubicación en las inmediaciones
de Distrito Federal y la entretenida vida deportiva se complementan con esta
visita histórica hacia los misterios de México.
Elisa.
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